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Breve introducción histórica del origen del Taekwondo



El taekwondo es un arte marcial que cuenta con más de 2000 años de antigüedad. Como todas las disciplinas marciales, es originario de Asia, concretamente de la península de Corea, hasta donde llegaron los monjes del templo Shaolín para transmitir sus conocimientos (véase: “Unas pinceladas sobre el origen de las Artes Marciales”)

Los militares se percataron de las posibilidades que ofrecía para la lucha cuerpo a cuerpo el conocimiento del sistema de defensa desarrollado por los monjes y decidieron introducirlo como parte de la formación de sus élites guerreras.
En un principio era un conocimiento reservado en exclusiva a los guerreros, pero posteriormente, con el paso de los años, se extendió a las clases más populares. Se convirtió así en una seña de identidad de los habitantes de la zona, quienes adaptaron y desarrollaron las diferentes técnicas creando un sistema definitivo de lucha al que denominaron “Soobak”.

            De diferentes escritos conservados de aquellos tiempos, podemos deducir que el “Soobak”, que posteriormente adoptó el nombre de “taekyon”, llegó a ser una actividad de recreo para la sociedad; se realizaban importantes reuniones de lucha con numerosos espectadores, sin que ello supusiera la pérdida del carácter militar con el que el sistema de lucha fue concebido.

                        Ya en el siglo XX y gracias a la popularidad que a principios del siglo alcanzaron en Corea disciplinas como el kung fu o el karate, un grupo importante de estudiosos, trataron de relanzar este arte marcial autóctono, impulsándolo de tal modo que alcanzó tan alto grado de popularidad, que llegó a convertirse en una asignatura obligada en la educación escolar y universitaria, así como en la carrera militar, en donde cualquier soldado u oficial que deseara promocionar para el ascenso debía ser un hábil practicante y conocedor de este estilo de lucha.

            El nombre de taekwondo es reciente; concretamente aparece en 1965 al fundarse la Asociación Coreana de Taekwondo. En 1971 se unificaron las distintas escuelas y estilos fundándose el Gimnasio Central (Kuk Ki Won) en Seúl.  Es en 1973 cuando se funda la Federación Mundial de Taekwondo presidida por Un Yong Kim, a la cual están afiliados más de 150 países en la actualidad.

Descripción de la actividad. Taekwondo es un conjunto de técnicas corporales que implican para su correcta ejecución una serie de capacidades físicas (potencia, velocidad, precisión, equilibrio, coordinación, flexibilidad articular y elasticidad muscular) y mentales (control mental, concentración, atención y confianza en uno mismo). Es un arte marcial basado en la defensa. La parte más filosófica del mismo, sus combinaciones de defensas y ataque coreografiadas (PUMSES) dan fe de ello al comenzar por una defensa y terminar con un ataque.
            El trabajo constante dentro de esta disciplina marcial, transformada hoy día en deporte, proporciona al practicante la capacidad de desarrollar una repentina descarga de potencia concentrando toda la energía en un punto de su cuerpo con el fin de repeler una posible agresión de un adversario, gracias también a un estado de concentración mental. La velocidad de reacción y por ende la anticipación, serán dos capacidades que ayuden a enfocar correctamente la fuerza, la velocidad y la precisión de los impactos. El equilibrio aporta la coordinación necesaria para la correcta y contundente ejecución de los movimientos. La capacidad de coordinar todos los segmentos corporales en una misma acción con un mismo objetivo, nos proporcionará la eficacia necesaria en la ejecución de las técnicas practicadas. La flexibilidad articular y la elasticidad muscular permitirán una mayor amplitud de los movimientos ayudando también a que estos sean a su vez más rápidos y estéticos. El trabajo de todas estas capacidades, provocará ineludiblemente, un desarrollo armónico de todo el sistema locomotor así como una ampliación de la capacidad del sistema cardiovascular y respiratorio.

            Todas estas capacidades mencionadas y que se desarrollan con la práctica del taekwondo, se consiguen gracias a un esfuerzo constante y a un trabajo serio enfocado hacia la repetición continuada de técnicas de precisión ejecutoria, que permitan al practicante responder de manera condicionada a un estímulo con la suficiente antelación como para permitirle contrarrestar los efectos que dicho estímulo podría tener sobre él en caso de no haber reaccionado a tiempo. El carácter selectivo de las zonas de impacto permitidas en competiciones de lucha dentro del taekwondo, hace, si cabe, aun mayor, la necesidad del trabajo de la precisión y la velocidad en la ejecución de las técnicas. Esto diferencia al taekwondo de otras artes marciales en las que las zonas permitidas para el impacto no están tan restringidas. El trabajo de la velocidad, la precisión, el control corporal mediante técnicas en giro, en salto, etc., le imprime al taekwondo un carácter más dinámico frente al carácter estático que se manifiesta en otras disciplinas marciales.
            Así, el entrenamiento de las diferentes técnicas debe ser analizado y desgranado en sus mínimas unidades estructurales de modo que el deportista las conozca, ensamble, asimile y finalmente ejecute buscando así la mayor eficacia posible. Esto supone buscar la naturalidad de los movimientos hasta llegar a interiorizarlos correctamente (búsqueda de la perfección técnica: una constante a lo largo de toda la vida de un taekwondista).
            Lejos de lo que pueda parecer, el taekwondo no es una actividad física elitista; es un deporte que se puede practicar desde los 5 años hasta la senectud y fácilmente adaptable a las necesidades e intereses de cada individuo.
            El taekwondo, practicado sin ninguna ambición competitiva, sino simplemente como medio de catarsis, de liberación de tensiones, nos ayuda a conseguir un estado de forma físico y mental que mantiene, y es capaz de mejorar, nuestro estado de salud y ayudarnos a elevar nuestra calidad de vida, aplicando las condiciones físicas que a través de él desarrollamos en situaciones de la vida cotidiana que de otro modo y debido al estilo de vida sedentario que impera en la sociedad actual, nos costaría verdadero esfuerzo hacer (subir escaleras, correr para alcanzar un autobús, saltar un obstáculo en una acera, etc.).
            Disciplina, educación, respeto y autocontrol, son las máximas que rigen la práctica del taekwondo y que deben estar siempre presentes en la mente del practicante. No puede ser de otra manera teniendo en cuenta que este arte marcial aporta conocimientos de técnicas de golpeo que pueden resultar peligrosas si son utilizadas fuera de los centros de entrenamiento con objetivos distintos a los del propio desarrollo personal o la competición. La disciplina, la confianza en uno mismo y el autocontrol, aportan al taekwondista firmeza y estabilidad corporal y mental que le ayudan a conocer sus propias posibilidades y limitaciones, haciéndole consciente de lo que puede suponer el aplicar las técnicas conocidas fuera de situaciones controladas de práctica de taekwondo. La educación para el respeto a uno mismo y a los demás forma parte fundamental dentro del “Do” (camino), de este arte marcial, buscando la formación de individuos responsables de sus propias acciones y amantes de la práctica de actividad física entendida como parte fundamental del desarrollo integral del ser humano.
            La unión de una disciplina y control mental a un desarrollo armónico físico-corporal, será la base para la formación de individuos íntegros y equilibrados capaces de integrarse y desenvolverse dentro del conjunto de la sociedad.

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